Rosa Sansaloni nació en Tavernes de la Valldigna (Valencia). Su historia se resume en esfuerzo y superación, pues no solo tuvo que hacer frente a la negativa social e institucional que en los años 80 recibían las mujeres deportistas, sino que superó también un cáncer de colon a los 55 años. Cuenta con 10 Campeonatos Regionales y fue la primera mujer española en establecer el récord de la hora en 1995.
Cuando el ciclismo todavía era cosa de hombres, a los 21 años Rosa se compró una bicicleta para ir a trabajar. Poco tiempo después ya participaba en salidas más largas con la Peña Ciclista de Tavernes de la Valldigna, donde tenía que aguantar las risas y los desplantes de algunos de los compañeros. Las mujeres estorbaban, el ciclismo no era para ellas, decían.
Pero Rosa no se quedó ahí. Quería más. Y fue así cómo se desplazó hasta Salou para competir en su primera carrera de féminas. “Me quedé maravillada al ver que sí era posible para las mujeres competir. Me dio fuerzas para seguir”, confiesa, aunque su horario de trabajo solo le permitía entrenar 1 hora al día, más los fines de semana.
A lo largo de su trayectoria deportiva, Sansaloni echó en falta el apoyo de las instituciones, sobre todo de la Federación Valenciana, cuando se negó a llevar a las féminas a competir a los Campeonatos de España de 1989 en Melilla. Aunque rectificaron y las corredoras acabaron participando, quedó a la vista la poca ayuda que recibían.
Sin apoyos y tras la muerte de su padre, la valenciana se fijó el objetivo de establecer un récord de la hora femenino, siempre motivada por su marido. Hasta la fecha ninguna mujer lo había intentado.
En marzo de 1995, en el Velódromo Lluis Puig de Valencia, Rosa Sansaloni estableció la marca en 37.884 metros recorridos. Una hazaña que supuso un aliciente para el resto de corredoras. Desde entonces, forma parte de la enciclopedia valenciana.
Rosa Sansaloni es un símbolo de lucha. Gracias a mujeres como ella, hoy las féminas son un poquito más iguales y pueden contar con el apoyo de equipos, federaciones, familiares y amigos sin cuestionar su papel en el deporte. Ciclistas como ella abrieron el camino para que hoy las chicas cuenten con sus propias carreras, sus propios equipos y que cada vez sean más las jóvenes que quieren dedicarse al ciclismo, “un mundo hecho para hombres”.
Te cambia la vida
Cuando a los 55 años recibió la noticia de que padecía cáncer de colon, su vida dio un giro inesperado. Su madre, que fue víctima de la misma enfermedad, acabó falleciendo a los 55 años. La historia se repetía para la protagonista. Pero para Rosa el desenlace fue diferente. Vio la luz al final del túnel, siempre contando con el apoyo de su marido y sus hijos.
Superó el cáncer y volvió a subir a una bicicleta, con las mismas ganas e ilusión con las que lo había hecho siempre. Y todavía hoy continúa disfrutando de lo que más le gusta: la bicicleta y los compañeros.